Kratos era un hábil guerrero, el héroe de Esparta le llamaban, un gran luchador que con el tiempo consiguió liderar su propio ejército espartano con rango de general. Estaba casado y poseía una hija, Calliope, quien mas tarde sufriría un terrible acto a manos de su propio padre.
El ejército guerrero que estaba a las órdenes de Kratos se encontraba en batalla contra los bárbaros, un grupo mucho más numeroso que el ejército espartano. Durante la batalla, Kratos cae derrotado al suelo por el rey de los bárbaros. En su último aliento Kratos juró lealtad a Ares, el Dios de la Guerra, consiguiendo así las “espadas del caos” que se fundieron en su carne como un miembro mas de su cuerpo. Con esta feroz arma, Kratos pudo decapitar en el último momento la cabeza del bárbaro.
Tras esto y sirviendo a Ares, este decidió convertir a Kratos en el guerrero perfecto, haciéndole cometer crímenes y atrocidades con las que tendría pesadillas el resto de su vida. En una de sus destrucciones, sus dos últimas victimas tras un engaño de Ares, eran parte de su familia, su mujer y su hija habían sido aniquiladas por sus propias manos.
A partir de esa noche, Kratos recibió una maldición que sería visible para todos, las propias cenizas de su familia fueron añadidas a su propia piel, siendo a partir de ahí conocido como “El Fantasma de Esparta”, comenzando así su venganza contra el Dios de la Guerra.